Desde un punto de vista ecológico una especie es "rara" cuando presenta una abundancia baja y/o una distribución restringida, pero esta definición demasiado laxa no contempla otros factores a tener en cuenta como son la amplitud de su extensión geográfica, su densidad o abundancia local, la especificidad del hábitat e incluso el grado de ocupación de éste.
En el campo de la ornitología la denominación de rarezas y especies ocasionales se refiere más bien a aquellas que aparecen en un determinado territorio con muy baja frecuencia, principalmente durante el transcurso de sus movimientos migratorios, por lo que en este caso los límites del concepto "rara" serán los que los propios ornitólogos determinen en base a una escala geográfica de referencia (local, regional, estatal, etc.) y a la frecuencia de sus apariciones.
De esta forma y tal como reseñan algunos autores (De Juana, E. 2006) quedarían excluidas las que residen en un territorio de forma permanente, aunque algunas de ellas se encuentren vinculadas a hábitats muy restringidos o mantengan poblaciones de muy baja entidad numérica, lo que en el sentido más estricto de la definición sí podría llevarles a ser consideradas como "raras".
Este mismo autor señala que no siempre el apelativo de rarezas equivale al de aves accidentales o divagantes, que cabría reservar a las especies que sólo se presentan en un determinado sector geográfico a base de individuos "descarriados" y normalmente como consecuencia de derivas climatológicas forzosas o una simple desorientación.
La mayoría deben adscribirse a otras categorías migratológicas tales como dispersiones, irrupciones, fugas o expansiones (Bernis, F., 1966; Alerstam, T. 1990; Berthold, P. 1993), movimientos en los que subyacen razones biológicas que desde un punto de vista evolutivo explican la aparición y persistencia de las poblaciones de aves, proporcionando información de interés sobre fenómenos de dispersión juvenil, cambios en las áreas de reproducción o el establecimiento de nuevas zonas de invernada (De Juana, E. 2006).
Es por eso que, y más allá del componente lúdico que para muchos observadores de aves supone la localización de una rareza en su zona habitual de campeo (tachada muchas veces de simple anécdota), la presencia de estas especies tiene un interés biológico evidente. No obstante, sólo la progresiva acumulación de datos en un prolongado espacio de tiempo puede llevar a revelar patrones de interés y los registros aislados sirven de muy poco.
Un buen ejemplo de esto y en el caso de Aragón, sería el del halcón de Eleonora. Con tan solo nueve registros conocidos hasta 2004, de acuerdo con los criterios establecidos por el Comité Editorial AODA, al año siguiente pasó de ser considerado como rareza a la categoría de presencia ocasional (con entre 10 y 50 citas recopiladas) y todas sus observaciones continuaron siendo recogidas para su consideración en el Anuario Ornitológico de Aragón.
Esto ha permitido obtener numerosos datos posteriores e identificar al menos cuatro diferentes áreas Ver entrada, donde su presencia en el periodo estival (fundamentalmente de junio a agosto) es más o menos regular. Algunas de estas zonas no eran de las más visitadas, pero gracias a la atracción que supone el registro de aves poco habituales y al hecho de prestarles mayor atención, sus citas recientes se han multiplicado hasta superar las 50 en la temporada 2018.
Actualmente el Eleonora ostenta el estatus de presencia regular en la región (aunque siempre escasa) al igual que otras especies como el águila imperial ibérica, buitre negro, cernícalo patirrojo, ánsar careto, gaviota cana, gaviota cabecinegra, charrán común, canastera común, vuelvepiedras común y morito común, que a lo largo del presente siglo han visto modificado su estatus de ocasionales al superar las 50 citas y haber sido registradas en al menos diez de los últimos quince años Ver entrada.
Estas once especies ya han sido excluidas de la última actualización del archivo de rarezas y especies ocasionales (enero 2020), que recoge un total de 122 taxones (tres de ellos en la categoría de extinguidos), uno sin determinación específica (Thalasseus sp.) y cinco especies híbridas de aparición muy rara, todos ellos considerados mayoritariamente como aves de origen natural e incluyendo todavía al aguilucho papialbo con el estatus de ocasional y a expensas de su próxima reconsideración al de especie escasa pero regular Ver entrada.
Para la elaboración del mapa de las rarezas y aves de presencia ocasional que incorpora la presente nota, se han tenido en cuenta las casi 900 observaciones de las diferentes especies incluidas en el archivo recientemente actualizado (excepción hecha de los tres taxones extintos, del cisne vulgar -introducido- y de la curruca sarda -citas muy dudosas-) y cuyos registros han sido obtenidos a lo largo de los últimos 50 años.
El mapa adjunto muestra la distribución del número de citas recopiladas a lo largo de este periodo para cada una de las comarcas administrativas de la región, con un gradiente de color que va de oscuro a más claro en función de la mayor o menor cifra de registros recopilados y los siete intervalos numéricos que al efecto se han establecido.
El conjunto de las especies se reparte en 30 diferentes familias y lo primero que llama la atención es la acumulación de zonas oscuras a ambos lados del Valle del Ebro (excepción hecha del Campo de Daroca). Esto tiene una fácil explicación si atendemos al porcentaje de las especies directamente vinculadas con los medios acuáticos (n=75) y a la cifra de sus registros históricos recopilados, que en ambos casos supera el 66% del total.
Es precisamente en las comarcas de la Depresión del Ebro (Bajas Cinco Villas, sur de la Hoya de Huesca, Monegros, Cinca Medio y Bajo, Zaragoza, Ribera del Ebro y Bajo Aragón), donde se sitúan las zonas húmedas con mejores condiciones para la presencia esporádica de aves acuáticas consideradas raras en Aragón (anátidas, colimbos, paíños, somormujos, garzas, pelícano común, cormorán moñudo, grullas, limícolas, gaviotas, charranes, fumareles y págalos), buena parte de las cuales resultan ser más propias de ambientes pelágicos.
A ellas se une la comarca del Campo de Daroca, en cuyo territorio se asienta la R.N. de la Laguna de Gallocanta que pasa por ser la localidad aragonesa que acumula mayor número de registros de rarezas. Es obvio que en una región interior como Aragón, carente de costa marina, sean precisamente estos grupos avifaunísticos los causantes de buena parte de las observaciones de aves tan poco usuales en nuestro marco geográfico.
En este sentido cabe reseñar la estratégica ubicación del Valle del Ebro entre la costa atlántica y mediterránea, que tal y como hemos recogido en algún post editado con anterioridad en este mismo Blog Ver entrada, actuaría como corredor migratorio entre el Norte y el Este peninsular para determinadas especies de procedencia atlántica, ya sea de forma habitual (caso de algunas especies de láridos y aves limícolas) o como consecuencia de derivas irruptivas por climatología adversa (caso de la gaviota tridáctila Ver artículo en AODA Vol. VII).
Por otra parte los apenas 200 kilómetros que separan el área central del Ebro de su desembocadura en el Mediterráneo, facilitarían la llegada ocasional de aves acuáticas más exclusivas de la fachada mediterránea (caso de las accidentales gaviotas picofina y de Audouin, o del ya regular morito común), sin olvidar que la zona oriental de Aragón se sitúa dentro del rango geográfico de algunas otras especies de aparición rara (principalmente paseriformes) que utilizan como ruta migratoria habitual el Mediterráneo Oriental y que empujadas por situaciones climatológicas anormales pueden llegar a alcanzar el Noreste Ibérico.
Este sería el caso del papamoscas acollarado, la lavandera cetrina o el zarcero icterino, tres de los 28 taxones de paseriformes (incluido el mosquitero común siberiano y un presunto ejemplar híbrido de carricerín x carricero común Ver entrada) que se suman a las casi veinte especies "terrestres" pertenecientes a las familias accipitridae, rallidae, apodidae, meropidae, picidae y falconidae, y que en su conjunto suponen el 34% del volumen total de datos de rarezas y aves ocasionales observadas en Aragón.
Como cabría esperar, la distribución de las citas aragonesas de todas estas especies se muestra mucho más heterogénea que la de las aves acuáticas. Sus datos se distribuyen por un mayor número de comarcas, aunque es reseñable la elevada cifra de registros obtenidos en varios de los humedales más visitados por los ornitólogos -especialmente paseriformes-, gracias sobre todo a la alta frecuencia de visitas y a las actividades de anillamiento que habitualmente se desarrollan en ellos.
Aves como el carricerín real, los bisbitas gorgirrojo y costero, camachuelo carminoso, escribano pigmeo* o varias especies de mosquiteros, han sido en buena parte detectadas durante el transcurso de campañas de marcaje llevadas a cabo por el Grupo Aragón de Anillamiento, Grupo de Anillamiento Rocín y Grupo Ornitológico Oscense en las lagunas de Gallocanta y Sariñena, o en la R.N. de los Sotos y Galachos del Ebro.
Por otra parte y como es lógico, aquellas comarcas que concentran mayor número de observadores (alrededores de Zaragoza, Calatayud, Huesca, Jaca, Monzón, Teruel y Alcañiz) son las que aportan también varias citas de paseriformes de aparición ocasional o accidental, caso de los mosquiteros bilistado, común siberiano y de Pallas (este último incluso con un dato de un ejemplar visto en un parque urbano de la capital altoaragonesa Ver entrada).
Como se aprecia en el mapa, las cinco comarcas que ocupan el tercio norte de la región (Cordillera Pirenaica y Sierras Exteriores prepirenaicas) y las situadas en el cuadrante suroccidental (entorno del Sistema Ibérico), incluidos sus somontanos, contribuyen igualmente de forma destacada a la cifra final de datos recopilados para este grupo de especies (fundamentalmente rapaces diurnas y aves vinculadas a medios forestales o zonas de montaña).
De entre todas ellas, la comarca pirenaica de La Jacetania y gracias a su privilegiada situación en el extremo noroccidental del Pirineo Axial (con montañas de menor altitud) y su escasa distancia a la fachada atlántica, facilita la llegada de algunas aves procedentes de latitudes más norteñas (ya sean migradores de larga distancia en ruta hacia sus cuarteles de invierno o especies irruptoras de carácter excepcional).
Esto ha permitido recopilar en su territorio varios datos de especies tan raras en Aragón como águila imperial oriental Ver entrada, un híbrido de águila moteada x pomerana Ver entrada, graja, ampelis europeo*, carricero políglota*, curruca zarcerilla*, bisbita costero, pardillo norteño*, escribano nival o un posible ratonero moro* de la raza euroasiática, sin olvidar otras citas referidas a acuáticas poco frecuentes en el interior como serreta grande*, paíño boreal, somormujo cuellirojo* o gaviota tridáctila.
En el resto de comarcas pirenaicas y áreas montañosas de la Cordillera Ibérica, se añaden los excepcionales datos recopilados para buitre dorsiblanco africano Ver entrada, pigargo europeo*, busardo calzado*, pico mediano (citas antiguas en la comarca de Tarazona-Macizo del Moncayo Ver entrada y recientes en La Ribagorza Ver entrada), cascanueces norteño (Sistema Ibérico turolense Ver entrada), papamoscas papirrojo* (un registro en el área prepirenaica de la Hoya de Huesca Ver entrada) o parte de las citas del siempre escaso y poco conocido mosquitero ibérico.
Aspecto de interés a considerar y dentro del actual contexto de cambio climático, es la cada vez más usual aparición de aves de procedencia africana (caso del avetorillo plomizo Ver entrada, buitre moteado, vencejo moro con una única cita pendiente de validación (Ver nota del administrador añadida a este post), abejaruco persa*, halcón borní ssp. erlangeri Ver entrada, alzacola rojizo o camachuelo trompetero, citado este último en las estepas del Valle del Ebro en al menos tres temporadas diferentes Ver entrada.
Otro caso sería el del tarro canelo - aunque siempre dudoso en la determinación de su origen- por lo que estas especies en su conjunto pudieran evidenciar una posible expansión hacia el norte de sus áreas de cría u obedecer quizás a simples movimientos dispersivos.
En el marco biogeográfico más amplio del Paleártico Occidental y en ese mismo contexto, algunas especies parecen haber expandido sus áreas de distribución -ya sean de cría o de invernada- e incluso han establecido nuevas rutas migratorias a través de Europa Occidental, lo que explicaría el reciente incremento de citas aragonesas para águila moteada*, aguilucho papialbo o mosquitero bilistado Ver entrada, y otras como el estornino rosado* Ver entrada que esporádicamente aparecen en Aragón como consecuencia de irrupciones motivadas por diversos factores (Nelson, I. 1985).
En la gráfica de más arriba, se muestran las once localidades que a fecha de hoy encabezan el ranking con mayor número de citas recopiladas para las aves consideradas raras u ocasionales en Aragón y que en su conjunto representan prácticamente el 50% del total de registros recopilados para estas especies durante los últimos 50 años (Fuente: Anuario Ornitológico de Aragón-AODA).
Como era de esperar el predominio de zonas húmedas es apabullante, gracias sobre todo al peso específico que las aves acuáticas tienen en el cómputo global y al elevado número de registros obtenidos para varios de estos taxones que resultan ser tan poco frecuentes en nuestro territorio.
La excepción sería el término municipal zaragozano de Quinto, que gracias a su privilegiada ubicación en la zona central del corredor del Valle del Ebro, variedad de hábitats existentes (galachos y cauce del río, sotos riparios, huertas, barrancos y pseudoestepas, cultivos de secano y regadío, pequeñas balsas de riego) y el esfuerzo de observación aportado por algunos ornitólogos locales, le permiten ocupar un puesto destacado dentro del referido ranking.
Destacan notablemente dos lagunas endorreicas de origen natural: Gallocanta y Sariñena, si bien a mediados de los 80 esta última pasó a recoger las aguas sobrantes de los regadíos de la zona y fue objeto de una regulación artificial que le hace mantener siempre un mismo nivel hídrico. Tras la perdida de playas despejadas tan necesarias para las aves limícolas Ver entrada, su actual superficie (200 has.) y la extensa orla de carrizales que la rodea, ha beneficiado a algunos paseriformes palustres y determinadas especies de garzas y anátidas.
Reseñable es la importancia que para las acuáticas raras u ocasionales han adquirido alguno de los grandes embalses recientemente construidos en la "tierra llana", caso de La Loteta en la Ribera Alta del Ebro y San Salvador en el Valle Medio del Cinca, o el pequeño lago artificial que se ubica en los antiguos depósitos de agua del zaragozano barrio de Casablanca, auténtico reservorio para la presencia de gaviotas divagantes en Aragón Ver entrada.
Son precisamente en esta serie de enclaves y en el resto de zonas húmedas aragonesas, donde se acumulan gran parte de los registros atribuibles a genuinos divagantes procedentes de la ecozona Neártica -fundamentalmente Norteamérica- y que tras atravesar el Océano Atlántico han acabado recalando en territorio aragonés: cerceta aliazul*, porrón acollarado, porrón albeola, chorlito dorado americano, correlimos culiblanco, correlimos canelo*, correlimos de Alaska*, falaropo tricolor*, archibebe patigualdo chico*, gaviota de Delaware* y gaviota de Bonaparte.
No faltan también datos de otras acuáticas meramente accidentales en la región y con posible origen en las latitudes más remotas y norteñas de la tundra eurosiberiana, caso de la barnacla carinegra ssp. bernicla, barnacla cuellirroja, cisne chico, colimbo del Pacífico, chorlito dorado siberiano y agujeta escolopácea.
Las casi 120 especies encuadradas actualmente en la categoría de rarezas y ocasionales (de origen natural), unidas a los al menos 54 taxones considerados como aves exóticas o introducidas (de origen artificial), contribuyen de forma destacada a elevar el número total de aves observadas en Aragón a la cifra de 435 Ver entrada.
NOTA: Con un asterisco (*) se señalan en el texto aquellas especies consideradas a fecha de hoy como rarezas a nivel estatal, de las que todas o parte de sus citas aragonesas no han sido sometidas al estudio del CR de SEO/BirdLife. El Comité Editorial AODA recomienda encarecidamente a todos los observadores, la remisión puntual al Comité de Rarezas de todos los registros de estos taxones para su homologación oficial.
NOTA DEL ADMINISTRADOR DEL BLOG:
El único registro de vencejo moro (Apus affinis) recibido hasta la fecha en Aragón Ver entrada, ha sido finalmente invalidado por el Comité Editorial AODA por carecer de la correspondiente información complementaria solicitada al autor. Por este motivo, la especie ya no figura recogida en la Lista Patrón de las Aves de Aragón (Vol. IX AODA).
Alberto Bueno Mir
Administrador Blog AODA
Fuentes bibliográficas:
En el campo de la ornitología la denominación de rarezas y especies ocasionales se refiere más bien a aquellas que aparecen en un determinado territorio con muy baja frecuencia, principalmente durante el transcurso de sus movimientos migratorios, por lo que en este caso los límites del concepto "rara" serán los que los propios ornitólogos determinen en base a una escala geográfica de referencia (local, regional, estatal, etc.) y a la frecuencia de sus apariciones.
De esta forma y tal como reseñan algunos autores (De Juana, E. 2006) quedarían excluidas las que residen en un territorio de forma permanente, aunque algunas de ellas se encuentren vinculadas a hábitats muy restringidos o mantengan poblaciones de muy baja entidad numérica, lo que en el sentido más estricto de la definición sí podría llevarles a ser consideradas como "raras".
Chorlito dorado siberiano (Pluvialis fulva)
Especie accidental procedente de la tundra ártica
Embalse de La Sotonera (Huesca); agosto 2018
Fotografía: Jorge Clemente
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La mayoría deben adscribirse a otras categorías migratológicas tales como dispersiones, irrupciones, fugas o expansiones (Bernis, F., 1966; Alerstam, T. 1990; Berthold, P. 1993), movimientos en los que subyacen razones biológicas que desde un punto de vista evolutivo explican la aparición y persistencia de las poblaciones de aves, proporcionando información de interés sobre fenómenos de dispersión juvenil, cambios en las áreas de reproducción o el establecimiento de nuevas zonas de invernada (De Juana, E. 2006).
Es por eso que, y más allá del componente lúdico que para muchos observadores de aves supone la localización de una rareza en su zona habitual de campeo (tachada muchas veces de simple anécdota), la presencia de estas especies tiene un interés biológico evidente. No obstante, sólo la progresiva acumulación de datos en un prolongado espacio de tiempo puede llevar a revelar patrones de interés y los registros aislados sirven de muy poco.
Un buen ejemplo de esto y en el caso de Aragón, sería el del halcón de Eleonora. Con tan solo nueve registros conocidos hasta 2004, de acuerdo con los criterios establecidos por el Comité Editorial AODA, al año siguiente pasó de ser considerado como rareza a la categoría de presencia ocasional (con entre 10 y 50 citas recopiladas) y todas sus observaciones continuaron siendo recogidas para su consideración en el Anuario Ornitológico de Aragón.
Esto ha permitido obtener numerosos datos posteriores e identificar al menos cuatro diferentes áreas Ver entrada, donde su presencia en el periodo estival (fundamentalmente de junio a agosto) es más o menos regular. Algunas de estas zonas no eran de las más visitadas, pero gracias a la atracción que supone el registro de aves poco habituales y al hecho de prestarles mayor atención, sus citas recientes se han multiplicado hasta superar las 50 en la temporada 2018.
Actualmente el Eleonora ostenta el estatus de presencia regular en la región (aunque siempre escasa) al igual que otras especies como el águila imperial ibérica, buitre negro, cernícalo patirrojo, ánsar careto, gaviota cana, gaviota cabecinegra, charrán común, canastera común, vuelvepiedras común y morito común, que a lo largo del presente siglo han visto modificado su estatus de ocasionales al superar las 50 citas y haber sido registradas en al menos diez de los últimos quince años Ver entrada.
Aguilucho papialbo (Circus macrourus) en Quinto
Próxima especie en abandonar la categoría de ocasional
Todas sus citas han sido incluidas en el mapa de rarezas
Fotografía: Manuel Galán
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Para la elaboración del mapa de las rarezas y aves de presencia ocasional que incorpora la presente nota, se han tenido en cuenta las casi 900 observaciones de las diferentes especies incluidas en el archivo recientemente actualizado (excepción hecha de los tres taxones extintos, del cisne vulgar -introducido- y de la curruca sarda -citas muy dudosas-) y cuyos registros han sido obtenidos a lo largo de los últimos 50 años.
El mapa adjunto muestra la distribución del número de citas recopiladas a lo largo de este periodo para cada una de las comarcas administrativas de la región, con un gradiente de color que va de oscuro a más claro en función de la mayor o menor cifra de registros recopilados y los siete intervalos numéricos que al efecto se han establecido.
El conjunto de las especies se reparte en 30 diferentes familias y lo primero que llama la atención es la acumulación de zonas oscuras a ambos lados del Valle del Ebro (excepción hecha del Campo de Daroca). Esto tiene una fácil explicación si atendemos al porcentaje de las especies directamente vinculadas con los medios acuáticos (n=75) y a la cifra de sus registros históricos recopilados, que en ambos casos supera el 66% del total.
Es precisamente en las comarcas de la Depresión del Ebro (Bajas Cinco Villas, sur de la Hoya de Huesca, Monegros, Cinca Medio y Bajo, Zaragoza, Ribera del Ebro y Bajo Aragón), donde se sitúan las zonas húmedas con mejores condiciones para la presencia esporádica de aves acuáticas consideradas raras en Aragón (anátidas, colimbos, paíños, somormujos, garzas, pelícano común, cormorán moñudo, grullas, limícolas, gaviotas, charranes, fumareles y págalos), buena parte de las cuales resultan ser más propias de ambientes pelágicos.
A ellas se une la comarca del Campo de Daroca, en cuyo territorio se asienta la R.N. de la Laguna de Gallocanta que pasa por ser la localidad aragonesa que acumula mayor número de registros de rarezas. Es obvio que en una región interior como Aragón, carente de costa marina, sean precisamente estos grupos avifaunísticos los causantes de buena parte de las observaciones de aves tan poco usuales en nuestro marco geográfico.
En este sentido cabe reseñar la estratégica ubicación del Valle del Ebro entre la costa atlántica y mediterránea, que tal y como hemos recogido en algún post editado con anterioridad en este mismo Blog Ver entrada, actuaría como corredor migratorio entre el Norte y el Este peninsular para determinadas especies de procedencia atlántica, ya sea de forma habitual (caso de algunas especies de láridos y aves limícolas) o como consecuencia de derivas irruptivas por climatología adversa (caso de la gaviota tridáctila Ver artículo en AODA Vol. VII).
Por otra parte los apenas 200 kilómetros que separan el área central del Ebro de su desembocadura en el Mediterráneo, facilitarían la llegada ocasional de aves acuáticas más exclusivas de la fachada mediterránea (caso de las accidentales gaviotas picofina y de Audouin, o del ya regular morito común), sin olvidar que la zona oriental de Aragón se sitúa dentro del rango geográfico de algunas otras especies de aparición rara (principalmente paseriformes) que utilizan como ruta migratoria habitual el Mediterráneo Oriental y que empujadas por situaciones climatológicas anormales pueden llegar a alcanzar el Noreste Ibérico.
Este sería el caso del papamoscas acollarado, la lavandera cetrina o el zarcero icterino, tres de los 28 taxones de paseriformes (incluido el mosquitero común siberiano y un presunto ejemplar híbrido de carricerín x carricero común Ver entrada) que se suman a las casi veinte especies "terrestres" pertenecientes a las familias accipitridae, rallidae, apodidae, meropidae, picidae y falconidae, y que en su conjunto suponen el 34% del volumen total de datos de rarezas y aves ocasionales observadas en Aragón.
Como cabría esperar, la distribución de las citas aragonesas de todas estas especies se muestra mucho más heterogénea que la de las aves acuáticas. Sus datos se distribuyen por un mayor número de comarcas, aunque es reseñable la elevada cifra de registros obtenidos en varios de los humedales más visitados por los ornitólogos -especialmente paseriformes-, gracias sobre todo a la alta frecuencia de visitas y a las actividades de anillamiento que habitualmente se desarrollan en ellos.
Aves como el carricerín real, los bisbitas gorgirrojo y costero, camachuelo carminoso, escribano pigmeo* o varias especies de mosquiteros, han sido en buena parte detectadas durante el transcurso de campañas de marcaje llevadas a cabo por el Grupo Aragón de Anillamiento, Grupo de Anillamiento Rocín y Grupo Ornitológico Oscense en las lagunas de Gallocanta y Sariñena, o en la R.N. de los Sotos y Galachos del Ebro.
Por otra parte y como es lógico, aquellas comarcas que concentran mayor número de observadores (alrededores de Zaragoza, Calatayud, Huesca, Jaca, Monzón, Teruel y Alcañiz) son las que aportan también varias citas de paseriformes de aparición ocasional o accidental, caso de los mosquiteros bilistado, común siberiano y de Pallas (este último incluso con un dato de un ejemplar visto en un parque urbano de la capital altoaragonesa Ver entrada).
Como se aprecia en el mapa, las cinco comarcas que ocupan el tercio norte de la región (Cordillera Pirenaica y Sierras Exteriores prepirenaicas) y las situadas en el cuadrante suroccidental (entorno del Sistema Ibérico), incluidos sus somontanos, contribuyen igualmente de forma destacada a la cifra final de datos recopilados para este grupo de especies (fundamentalmente rapaces diurnas y aves vinculadas a medios forestales o zonas de montaña).
De entre todas ellas, la comarca pirenaica de La Jacetania y gracias a su privilegiada situación en el extremo noroccidental del Pirineo Axial (con montañas de menor altitud) y su escasa distancia a la fachada atlántica, facilita la llegada de algunas aves procedentes de latitudes más norteñas (ya sean migradores de larga distancia en ruta hacia sus cuarteles de invierno o especies irruptoras de carácter excepcional).
Esto ha permitido recopilar en su territorio varios datos de especies tan raras en Aragón como águila imperial oriental Ver entrada, un híbrido de águila moteada x pomerana Ver entrada, graja, ampelis europeo*, carricero políglota*, curruca zarcerilla*, bisbita costero, pardillo norteño*, escribano nival o un posible ratonero moro* de la raza euroasiática, sin olvidar otras citas referidas a acuáticas poco frecuentes en el interior como serreta grande*, paíño boreal, somormujo cuellirojo* o gaviota tridáctila.
Escribano nival (Plectrophenax nivalis) hembra
Recogidas cinco observaciones, todas en el área pirenaica
El Portalet, Sallent de Gállego (Huesca); febrero 2018
Fotografía: Juan Carlos Ascaso
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Aspecto de interés a considerar y dentro del actual contexto de cambio climático, es la cada vez más usual aparición de aves de procedencia africana (caso del avetorillo plomizo Ver entrada, buitre moteado, vencejo moro con una única cita pendiente de validación (Ver nota del administrador añadida a este post), abejaruco persa*, halcón borní ssp. erlangeri Ver entrada, alzacola rojizo o camachuelo trompetero, citado este último en las estepas del Valle del Ebro en al menos tres temporadas diferentes Ver entrada.
Otro caso sería el del tarro canelo - aunque siempre dudoso en la determinación de su origen- por lo que estas especies en su conjunto pudieran evidenciar una posible expansión hacia el norte de sus áreas de cría u obedecer quizás a simples movimientos dispersivos.
En el marco biogeográfico más amplio del Paleártico Occidental y en ese mismo contexto, algunas especies parecen haber expandido sus áreas de distribución -ya sean de cría o de invernada- e incluso han establecido nuevas rutas migratorias a través de Europa Occidental, lo que explicaría el reciente incremento de citas aragonesas para águila moteada*, aguilucho papialbo o mosquitero bilistado Ver entrada, y otras como el estornino rosado* Ver entrada que esporádicamente aparecen en Aragón como consecuencia de irrupciones motivadas por diversos factores (Nelson, I. 1985).
En la gráfica de más arriba, se muestran las once localidades que a fecha de hoy encabezan el ranking con mayor número de citas recopiladas para las aves consideradas raras u ocasionales en Aragón y que en su conjunto representan prácticamente el 50% del total de registros recopilados para estas especies durante los últimos 50 años (Fuente: Anuario Ornitológico de Aragón-AODA).
Como era de esperar el predominio de zonas húmedas es apabullante, gracias sobre todo al peso específico que las aves acuáticas tienen en el cómputo global y al elevado número de registros obtenidos para varios de estos taxones que resultan ser tan poco frecuentes en nuestro territorio.
La excepción sería el término municipal zaragozano de Quinto, que gracias a su privilegiada ubicación en la zona central del corredor del Valle del Ebro, variedad de hábitats existentes (galachos y cauce del río, sotos riparios, huertas, barrancos y pseudoestepas, cultivos de secano y regadío, pequeñas balsas de riego) y el esfuerzo de observación aportado por algunos ornitólogos locales, le permiten ocupar un puesto destacado dentro del referido ranking.
Panorámica de la Alberca de Loreto (Huesca)
Construida a mitad del siglo XVI con fines de riego
Frecuentemente visitada por ornitólogos oscenses
Fotografía: José de Uña
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Reseñable es la importancia que para las acuáticas raras u ocasionales han adquirido alguno de los grandes embalses recientemente construidos en la "tierra llana", caso de La Loteta en la Ribera Alta del Ebro y San Salvador en el Valle Medio del Cinca, o el pequeño lago artificial que se ubica en los antiguos depósitos de agua del zaragozano barrio de Casablanca, auténtico reservorio para la presencia de gaviotas divagantes en Aragón Ver entrada.
Son precisamente en esta serie de enclaves y en el resto de zonas húmedas aragonesas, donde se acumulan gran parte de los registros atribuibles a genuinos divagantes procedentes de la ecozona Neártica -fundamentalmente Norteamérica- y que tras atravesar el Océano Atlántico han acabado recalando en territorio aragonés: cerceta aliazul*, porrón acollarado, porrón albeola, chorlito dorado americano, correlimos culiblanco, correlimos canelo*, correlimos de Alaska*, falaropo tricolor*, archibebe patigualdo chico*, gaviota de Delaware* y gaviota de Bonaparte.
No faltan también datos de otras acuáticas meramente accidentales en la región y con posible origen en las latitudes más remotas y norteñas de la tundra eurosiberiana, caso de la barnacla carinegra ssp. bernicla, barnacla cuellirroja, cisne chico, colimbo del Pacífico, chorlito dorado siberiano y agujeta escolopácea.
Las casi 120 especies encuadradas actualmente en la categoría de rarezas y ocasionales (de origen natural), unidas a los al menos 54 taxones considerados como aves exóticas o introducidas (de origen artificial), contribuyen de forma destacada a elevar el número total de aves observadas en Aragón a la cifra de 435 Ver entrada.
NOTA: Con un asterisco (*) se señalan en el texto aquellas especies consideradas a fecha de hoy como rarezas a nivel estatal, de las que todas o parte de sus citas aragonesas no han sido sometidas al estudio del CR de SEO/BirdLife. El Comité Editorial AODA recomienda encarecidamente a todos los observadores, la remisión puntual al Comité de Rarezas de todos los registros de estos taxones para su homologación oficial.
NOTA DEL ADMINISTRADOR DEL BLOG:
El único registro de vencejo moro (Apus affinis) recibido hasta la fecha en Aragón Ver entrada, ha sido finalmente invalidado por el Comité Editorial AODA por carecer de la correspondiente información complementaria solicitada al autor. Por este motivo, la especie ya no figura recogida en la Lista Patrón de las Aves de Aragón (Vol. IX AODA).
Alberto Bueno Mir
Administrador Blog AODA
Fuentes bibliográficas:
.- Alerstam, T. (1990). Bird Migration. Cambridge University Press. Cambridge.
.- Bernis, F. (1966). Migración en Aves, tratado teórico y práctico. Sociedad Española de Ornitología. Madrid.
.- Berthold, P. (1993). Bird Migration, a general survey. Oxford University Press. Oxford.
.- De Juana, E. (2006). Aves raras de España: un catálogo de las especies de presentación ocasional. Lynx Edicions.
.- Nelson, I. (1985). Irruption. En: B. Campbell y E. Lack (eds.). A Dictionary of Birds, pp. 307-309. T & AD Poyser. Londres.
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